viernes, 21 de junio de 2013

Proyecto 3_Entrega final




El proyecto consiste en la sustitución de dos torres de viviendas situadas en la avenida Gola del Puchol en el corazón del Parque Natural del Saler. Estas edificaciones son consecuencia del Plan de Ordenación de la Devesa del Saler de los años 60 cuyas obras de urbanización, rodeadas de una gran polémica, fueron tan solo parcialmente ejecutadas debido a la presión social y política. La situación actual es la de unas construcciones de gran densidad dispersas en el terreno y a penas conectadas por unas avenidas que abren camino entre la vegetación.

El objetivo es idear una alternativa que responda a las características tan peculiares del paisaje y mantenga, a la vez, el valor de edificabilidad y un número similar de viviendas. Esta alternativa deberá plantearse, por tanto, desde el acercamiento al lugar y deberá fundamentarse en soluciones respetuosas con el entorno y que se adapten a él. Por otra parte, al concentrar un gran número de viviendas se deberán crear espacios propicios para la relación entre los vecinos y de éstos con el entorno. Se pretende crear una verdadera comunidad o barrio autosuficiente, por lo que el espacio público deberá diseñarse para su uso continuado tanto por los residentes como por los vecinos de otras edificaciones. La construcción del conjunto residencial debe responder a dos necesidades: por una parte, ser espacio de vivencia y convivencia; por otra, conseguir una armoniosa relación entre dos realidades complementarias, la naturaleza y la arquitectura.



En la primera fase de trabajo se descartó la idea de diseñar una torre por alejarse, esta solución, de los dos principios que debían marcar el proyecto. A pesar de las inmejorables vistas que podría ofrecer la torre, el bosque mediterráneo, tan denso en esa zona, invitaba a refugiarse en él y habitar el paisaje desde el propio bosque. El edificio debía confundirse en la pinada y llegar a formar parte de ella, por lo que su cota máxima debía coincidir con la de los árboles de mayor altura.

En referencia al segundo objetivo, se entiende que en una torre es más complicado logar la proximidad que se puede conseguir en una construcción más horizontal. En la tipología de torre la comunicación en el edificio suele reducirse a un rápido trayecto desde el acceso hasta la vivienda y los espacios públicos corren el riesgo de convertirse en un mero residuo si no son bien diseñados. En estos casos, los habitantes tan solo se identifican con su vivienda y el resto del edificio se considera un lugar ajeno, al mismo nivel que el espacio exterior. El ciudadano no se siente parte de una comunidad ni se identifica con un vecindario, lo que, extendido al espacio urbano, resume el gran problema de las ciudades actuales.

El emplazamiento del proyecto no es un entorno urbano y, sin embargo, este hecho no contradice lo anteriormente expuesto, sino que más bien lo justifica. El lugar parece demandar unos espacios comunes al aire libre que hagan posible una relación directa con el paisaje. La llegada a la vivienda debe ser un paseo, una agradable transición entre lo totalmente público a lo totalmente privado, de manera que se logre el sentimiento de pertenencia al lugar.















Con el objetivo de hallar una única solución a varias cuestiones se llega a una geometría particular que permite aumentar el número de viviendas a las que se accede por cada planta. La agrupación se extiende en horizontal expandiéndose en todas las direcciones desde el centro del conjunto, donde se sitúan los núcleos de comunicaciones de los dos cuerpos. Esta decisión busca garantizar un uso continuado de las zonas públicas y crear una sucesión de espacios relacionados desde el bosque a la plaza, de ésta a las plataformas y de ahí a las viviendas. De este modo, el perímetro se convierte en una línea quebrada de viviendas que se adentran en el bosque o bien de vegetación que se introduce en el edificio. Es decir, una línea desdibujada que dificulta el reconocer un límite claro.







Cada vivienda se compone de 1, 2 o 3 octógonos que se unen siempre por el lado largo. Esta sencilla regla logra simplificar tanto la construcción como el sistema de agregación de viviendas, ya que libera los cuatro laterales cortos y permite destinar los otros cuatro a soporte del edificio y unión entre piezas. La geometría específica de esta forma junto con el orden que le da la ley de agrupación, permite diseñar unas viviendas completamente abiertas al exterior (prácticamente todo el perímetro) pero manteniendo, a la vez, una relación muy cercana de unas con otras.
































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